viernes, 31 de mayo de 2019

Manuel López Azorín presentó su nuevo libro de poemas “La voz que me protege”

En el Café Comercial de Madrid por Pepe Machado

Más de una docena de títulos componen la bibliografía del poeta Manuel López Azorín que ahora se ve incrementada con “La voz que me protege”, obra que no ha podido tener mejor marco para su presentación en sociedad: el Café Comercial de Madrid. Un local histórico a cuyas tertulias literarias concurrían intelectuales de la categoría de los Machado, Valle-Inclan y García Lorca, entre otros muchos. En época más reciente, Manuel López Azorín celebró tertulias con sus coetáneos: Claudio Rodríguez, Ángel González, Pepe Hierro o Gloria Fuertes.
A la presentación del nuevo poemario de López Azorín asistieron poetas, amigos, así como aficionados a la poesía. La escritora y poeta Ana Montojo abrió el acto trazando un delicado perfil personal sobre el poeta y amigo y su nuevo poemario.
Seguidamente, varios poetas -Francisco Caro, Valentín Martín y Ana María Reyes- leyeron poemas de López Azorín, y los cantautores Rafa Mora y Moncho Otero interpretaron algunos poemas musicalizados por ellos. Por último, el autor leyó algunos de sus nuevos poemas, tras lo cual, firmó ejemplares de su nuevo poemario “La voz que me protege”.
Manuel López Azorín, que acaba de ser nombrado por el Ayuntamiento de San Sebastián de los Reyes,  Hijo Adoptivo” de la ciudad, respondió a mis preguntas. 

Manuel López Azorín durante la presentación de su nuevo poemario.

  
--¿Qué significado tiene el título de tu último poemario “La voz que me protege” y cuál es su esencia? 

--Cuando se publicó una extensa selección de mi poesía con el título de "Solo la luz alumbra" (2011) En uno de los poemas, decía: "Solo el amor nos salva, sin amor / anda perdido el eco de la vida. / Solo la luz alumbra, sin la luz, / oscuras, las palabras desvanecen". Así pues, yo busco siempre a través del amor, motor que mueve el mundo y que, en mi opinión, tanto en su cara como en su cruz, contiene todas las temáticas, todo lo que ocupa y preocupa al hombre. "La voz que me protege" es ambivalente y por una parte y como hilo conductor de este libro es la voz de la Poesía, sus palabras, su lenguaje y es también la voz del amor y de la luz que yo trato de encontrar con las palabras, expresarme, como siempre he dicho y he escrito: "Yo me escribo a mí mismo para escribir a todos".  Esa es la voz que yo busco, la que me protege, la que me libera, la que reflexiona sobre lo que acontece a todos, no solo a mí, a los otros, la voz en fin que, con la palabra clara, directa, sencilla, casi sin pirotecnias verbales, canta y cuenta tratando de aunar cadencia y emoción, amor y luz en el poema  para que los lectores, ya al leerlo ya al escucharlo, participen de todo lo que yo siento, les toque los sentidos y, si es así, hagan suyo el poema. Esa es mi intención, eso es este nuevo libro, al menos es el intento de conseguir con cualquier temática que aborde, establecer comunión con los lectores.

--¿Cuándo descubriste tu amor por la poesía? 

--Mi amor por la poesía viene desde niño. Yo dibujaba y al parecer no lo hacía mal y al tiempo escribía letras de canciones (entonces no los llamaba poemas). El médico que visitaba cada semana a mi madre, se llevaba mis dibujos (lo que me enfadaba bastante) y a la semana siguiente me traía libros apropiados a mi edad. Un buen día ya con 13 años me trajo el Cántico de San Juan de la Cruz y me dijo: "quizá no lo vas a entender aún, pero te servirá para aprender su música y escribir eso que tu llamas canciones y que yo creo que son poemas". Y así fue cómo la poesía llegó hasta mí y me convertí en un ávido lector de ella, tanto de los clásicos (que leía en la biblioteca) como de poetas más cercanos en el tiempo.

--¿Qué motivos inspiran tu poesía? 

--Del mismo modo que cualquier palabra es válida en poesía (Rafael Morales solía decirme: da lo mismo rosa que ladrillo, lo importante es que la palabra este en el lugar adecuado), igualmente cualquier temática sirve y ya sea de tipo existencial, de pensamiento o filosófica, de testimonio o compromiso, cualquier motivo puede conducirnos a escribir un poema. 

--¿Te has sentido poeta siempre? ¿Cómo te diste cuenta de ello?

--Realmente me sentí poeta cuando conocí a Claudio Rodríguez en la Universidad Autónoma y tras trabar amistad con él, yo me había matriculado en Derecho, llegó un día en el que me dijo: "tú, me parece que estás haciendo Derecho, pero te has torcido para la poesía". Yo tenía ya más de 30 años y él llevaba razón. Entonces sentí que era poeta y que era lo que quería ser y no otra cosa. 

Manuel López Azorín con la poeta y amiga Ana Montojo.


--¿Por qué sientes la necesidad de escribir? 

--Siempre he sentido la necesidad de escribir, primero canciones, después poemas. Es algo que me libera y también llegué a pensar un día que me salvaba. Dicen que la poesía no sirve para nada, pero yo no lo creo así, la poesía es algo indefinible y misterioso, algo invisible que, los poetas, tratamos de traer a lo visible, es la voz que nos alienta y nos protege, siempre y solo cuando ella quiere.

--¿La poesía es un proceso de la inspiración o del trabajo?

--Sin trabajo, pienso yo, no hay inspiración. Uno tiene en un momento determinado la necesidad de escribir, de expresar algo y surge, en ocasiones una palabra que escuchas, o qué pides prestada porque te ha hecho pensar en algo concreto, o surge todo un verso, ese primer verso que dicen te lo dan los dioses, y como no te pille trabajando, todo eso se queda en nada.

--¿Cómo te gratifica escribir poesía, que te aporta?

--Ya he dicho antes que la poesía a mí me libera, me salva, es una necesidad, un destino, no sé, cuando escribo poesía, mientras la escribo, me parece que soy el rey del mambo. Otra cosa es cuando, acabado el poema y lo dejo reposar, lo vuelvo a leer y, siempre me sucede, el rey del mambo deja de serlo y se convierte en un hombre que a veces duda con el poema, a veces no le termina de convencer y muy de vez en cuando, le gusta alguno. Pero en cualquiera de las situaciones el escribir poesía me gratifica tanto que no podría vivir sin hacerlo o sin fomentarla y difundirla, sin leerla, sin escucharla. Confieso que a mí me da vida y no sé hacer otra cosa.

--En qué momento reconociste que la poesía era el vehículo ideal para expresarte?  

--En muchas ocasiones me han dicho que por qué no escribo en prosa.  Ahora llevo tiempo escribiendo una especie de memoria poética y me ocupa mucho y me resulta más complicado que escribir poesía, pero intentaré terminarla, aunque no sé cuándo.

Los cantautores Moncho Otero y Rafa Mora interpretaron varios poemas de Manuel López Azorín a quien vemos acompañado por Ana Montojo y Francisco Caro. (Fotos: Pepe Machado) 


--¿Qué poetas han influido en tu obra?  

--Muchos, desde los clásicos hasta el 27 muchos, y luego, tras conocer a Claudio Rodríguez, tuve la suerte de que me presentase a Ángel González, Rafael Morales, Celaya y José Hierro, estos poetas me presentaron a otros muchos y así conocí y traté a los poetas de los años 40, 50, 60 y 70, así como posteriores. Esto fue un enorme regalo que comenzó con Claudio y Pepe Hierro y que me hizo aprender de ellos y de todos, porque siempre hay que estar aprendiendo, incluso de los jóvenes.

--¿Diriges tus poemas a un público determinado?  

-- No, yo escribo, como he dicho antes, para todos y nada me gustaría más que así fuera. Entiendo que lo que pienso resulta difícil, uno no puede gustar a todos y es natural; pero cuando escribo, no pienso en nadie concreto. A no ser que trate de escribir un poema de esos que los poetas escribimos en una circunstancia determinada para un amigo o persona conocida etc.

--¿Encuentras diferencias entre tus primeros y tus últimos escritos?

-- En realidad no puedo comparar, mis primeros escritos comenzaron en 1958 y de aquel tiempo solo rescaté una canción escrita en 1962 que se publicó en 1986 y luego en la antología de 2011. El resto de mi poesía a excepción del libro "Marasmo" es una selección de poemas escritos entre 1962 y 1980", en mi opinión es muy semejante en temáticas, quizá no tanto en ejecución técnica, que la que he seguido escribiendo.

--Has sido galardonado con no pocos premios ¿Qué suponen para ti estos reconocimientos?

--Los premios son siempre un modo de darte a conocer cuando eres más joven y un estímulo para seguir escribiendo. Con el tiempo te das cuenta que los premios son un valor relativo y ya no te presentas a ellos porque el estímulo hay que dejarlo para los jóvenes. Sin embargo, los reconocimientos no solo son gratificantes sino que te emocionan en la medida que te los dan sin que tú tengas que presentarte y eso deja siempre un dulce sabor de alegría y de agradecimiento.

--¿Qué opinas de las tres formas posibles que tiene el lector para disfrutar la poesía: cuando se adentra personal e íntimamente en las páginas de un poemario; a través de la interpretación de un rapsoda; o mediante la musicalización vocal e instrumental de un cantautor?

-- Son tres maneras diferentes (y pienso que complementarias) de acercarse a la poesía. Una: leer un poemario en la quietud de tu casa, reflexionar sobre lo leído, emocionarte con un determinado poema es más que interesante y un modo relajado de encontrarse con el poema. Dos: me hablas de poemas dichos o recitados o declamados por un rapsoda, yo, personalmente, prefiero poemas leídos por el poeta, pero habrá mucha gente que guste de acercarse a la poesía así y también es un modo de hacerlo. Y Tres: escuchar un poema que previamente ha sido musicalizado es, en mi opinión, el modo, tal y como se consume la poesía que es muy minoritaria, el mejor cuando se hace bien. La poesía y la música nacieron casi al tiempo y mientras fue oral, siempre anduvieron juntas (habrá quienes piensen que poner música a un poema cuando éste ya tiene su música es una aberración). Yo no lo creo, poner música a un poema es tremendamente difícil precisamente porque hay que tener en cuenta la música del poema y saber ensamblar y poner música a la música del poema. En esto mis cantapoetas (cantautores) favoritos son unos grandes expertos que llevan más de 20 años haciéndolo. Comenzaron junto a mí a musicalizar juntos y continúan.

--¿Las redes sociales, son una herramienta útil para los escritores? ¿qué te aportan a ti?

-- Las redes sociales, me parece a mí, son un medio de difusión y comunicación del ahora importante sabiendo usarlo. Como todo medio tiene sus luces y sus sombras, pero sin duda ha revolucionado este mundo, aunque también ha creado unas prisas nada aconsejables ya que, en general, solo parece interesar el titular y poco o nada entrar a reflexionar sobre todo el contenido. Pongo un ejemplo en mi generación veíamos la película al completo (hasta los títulos de crédito), en generaciones posteriores ya no parecía interesarles la película y se dedicaron a ver el videoclip y finalmente ahora parece ser, como he dicho, que solo ven el titular, (hablo en términos generales). A mí me produce una cierta tristeza.  


--Por último ¿podrías dedicar uno de tus nuevos poemas a nuestros lectores?

De derecha a izquierda: Pedro Chicano, Manuel López Azorín,
Emilio José y Pepe Machado (Foto de archivo)
 
--Naturalmente. Qué mejor que un poema de amor para concluir. Un poeta amigo mío suele decir que la amistad es la forma de amor más hermosa, yo pienso que cualquier forma de amor es hermosa, vaya pues este poema titulado 
"Septiembre 7":

Si todas las mañanas,
con la ventana abierta, 
veo que llegas
a saludarme el día de la mejor manera:

¡Buenos días amor!

Cuando abro y no te encuentro,
tengo miedo a que te hayas olvidado
de traer la palabra necesaria
para que siga vivo,
temor a que suceda cualquier cosa
que te impida llegar.

Temor a que no quieras saber nada
y silencies la voz
que ahora me protege y me procura, amor,
la dicha más hermosa.

Un miedo irracional
a quedarme varado en la playa del mundo
donde náufrago ya, sin salvación posible, 
moriría en silencio, sin palabras.

Con la ventana abierta, amor, te aguardo.

“Septiembre 7”. Del libro "La voz que me protege" (2019)

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