domingo, 11 de abril de 2021

Vicente Vallés califica el empate que pronostica Tezanos para el 4-M: «Ese sondeo provoca sospechas de un uso ilegal del CIS»

  


(Periodista Digital) 

Ya lo dijo en su momento Carlos Herrera.
Los sondeos electorales del CIS de José Félix Tezanos son como ese reloj de agujas que está parado. Por ley, dos veces al día dará la hora correcta.

Eso sucedió en los comicios del 28 de abril de 2019 cuando a Pedro Sánchez se le auguraba por parte de ese organismo una cifra en torno a los 125 escaños y justo la mitad al PP de Pablo Casado.

Prácticamente lo calcó y el PSOE obtuvo 123 por los 66 del partido de Génova 13.

Pero de ahí en adelante todos los sondeos del CIS han sido fantasías sin ninguna base sólida.

Este 11 de abril de 2021 el periodista Vicente Vallés arroja desde su tribuna en La Razón sus sospechas de que el organismo oficial de Tezanos se está usando con fines ilegales pero que, a diferencia de los patinazos que se pueden dar otras empresas privadas, aquí la factura la paga el contribuyente.

De hecho, Vallés sitúa el origen de los ‘fallidos sueños oníricos’, electoralmente hablando, de Tezanos desde esa cita con las urnas en las que el líder del PSOE prácticamente doblega al candidato del PP.

Y es que el CIS empezó a sacar unas proyecciones que daban a Sánchez, en el caso de una repetición electoral de las generales, un total de 150 escaños.

Moncloa se tragó (o quiso hacer tragar a los votantes socialistas) ese vaticinio y buscó la forma de volver a repartir las cartas.

El resultado, huelga decirlo, fue un varapalo para Sánchez, que perdió tres escaños, de 123 a 120 y supuso algo de oxígeno para un PP que rondó los 90 diputados.

Sin embargo, el CIS, lejos de cambiar sus métodos, ha seguido ahondando en el surrealismo mágico a la hora de asignar los parlamentarios en las citas electorales.
PRIMERO CATALUÑA Y AHORA MADRID

Pone el presentador de las noticias de Antena 3 dos ejemplos claros.

El primero se refiere a lo sucedido en las elecciones catalanas del 14 de febrero de 2021 cuando, según el CIS, Salvador Illa, el candidato del PSC-PSOE, elegido además por Pedro Sánchez, ganaría en las urnas y además limaría la bolsa de votos del independentismo.

El resultado, obviamente, ya saben cual fue:


Antes de las elecciones catalanas de febrero, el CIS trató de apuntalar el pretendido «efecto Illa» con un par de sondeos –alguno de ellos extemporáneo, porque no estaba previsto– asegurando que el independentismo no llegaría ni de lejos al 50% de los votos. La suma de partidos independentistas alcanzó en las urnas el 50,85% y amplió su mayoría absoluta.

Sin embargo, Tezanos no parece haber aprendido la lección y ahora para las elecciones del 4 de mayo de 2021 en la Comunidad de Madrid ha previsto que el bloque PP-VOX igualaría con el del PSOE-Unidas Podemos-Más Madrid a 68 escaños.

Vicente Vallés considera, basándose en los análisis de otros expertos demoscópicos que:


Estos ejemplos provocan la sospecha de la utilización espuria, y por tanto ilegítima, de un organismo del Estado sostenido con dinero del contribuyente, que sirve como herramienta para generar debate político a propósito de hechos cuya certeza es muy discutible.

Y tiene claro que, a estas alturas, el CIS está más que amortizado:


La pregunta es simple: ¿para qué sirve el CIS? En el caso de que sus encuestas electorales fuesen infalibles y se vieran confirmadas invariablemente por los sucesivos resultados de las urnas, la utilidad del CIS sería nula, porque ningún ciudadano necesita que un organismo público le diga por adelantado lo que va a pasar al cabo de unos días en las elecciones. Para saber lo que opinan los españoles ya están las urnas. Si, por el contrario, las encuestas electorales del CIS tienden a equivocarse, su utilidad es igualmente nula: ¿cuál sería entonces su beneficio?

Que acierte o se equivoque una empresa privada de sondeos resulta indiferente para el país y no supone gasto alguno con el dinero de todos. Que acierte o se equivoque el CIS resulta igual de indiferente, pero sí nos cuesta dinero y con la sospecha de que solo se utilice para hacer malabares políticos desde el poder. (Periodista Digital)

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